La dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional, a través de su grupo legislativo en el Congreso del Estado, seguirá siendo un contrapeso responsable y democrático para buscar un justo balance en el quehacer público de Nuevo León.
Acudimos de buena voluntad a la reunión con el tesorero estatal, para conocer su propuesta de Presupuesto 2023, pese a no haberla entregado en tiempo y forma, como marca la Constitución.
Es pertinente señalar que, en el Congreso, la mayoría de las Diputadas y Diputados priístas hemos demostrado nuestro compromiso para lograr los acuerdos que beneficien a Nuevo León.
Hace un año, el PRI ayudó a que este Gobierno tuviera el mejor presupuesto de la historia, una Ley Orgánica a las necesidades de la nueva administración y un arranque de sexenio sin contratiempos desde el legislativo.
Sabemos que eso es nuestro trabajo, pero en la construcción política basada en consensos plurales y democráticos, no esperábamos el trato con desdén, hemos resistido la extorsión, la persecución política, la compra de diputados, alcaldes y del maltrato presupuestal, como lo vivieron los compañeros Alcaldes emanados de nuestro partido, quienes han recibido presiones de manera insensible, ilegal y arbitraria, con el embargo de cuentas.
Con estas conductas, los afectados no son sólo los funcionarios, sino los ciudadanos.
En el GLPRI, una y otra vez, tendimos la mano al Ejecutivo para enfrentar las grandes crisis que enfrenta Nuevo León: la crisis del agua, la crisis de movilidad y la crisis de seguridad.
Pero apoyar incondicionalmente generó una confusión gravísima, y esa es la de confundir la construcción de acuerdos por el sometimiento político y personal.
El PRI busca ser aliado del gobernador, pero siempre entendiendo la separación sana entre poderes y la soberanía de cada uno de ellos. Fuimos sus aliados, pero no somos ni seremos sus empleados.
Lo apoyamos en exceso. Le dimos forma y cumplimos su deseo de reforma a la Constitución, que no es más que una modificación a la ya existente; lo hicimos por mantener un clima de paz entre instituciones.
Nos opusimos a ser parte de una pelea con el Ex Fiscal del Estado que terminó en la renuncia de Gustavo Guerrero, por malsanas presiones y mala comunicación con el Ejecutivo, en una dependencia que es autónoma y con la no supieron transitar.
En su momento, el Ejecutivo estuvo de acuerdo que el Congreso iniciaría con libertad el proceso para la designación del siguiente Fiscal, pero después cambió la narrativa para confundir a la ciudadanía, haciéndo creer que no fue parte de un acuerdo para este cambio. Nunca habíamos sido testigos de un Gobierno que no cumpliera con sus acuerdos.
En el Congreso, con la pluralidad de perfiles y partidos que estamos representados en esta Legislatura, hemos buscado ser un contrapeso responsable y democrático para buscar un justo balance en el quehacer público de Nuevo León.
La ciudadanía escogió democráticamente por la pluralidad, y en esa democracia no estamos obligados a la unanimidad, pero sí a velar por el mejor futuro para Nuevo León, que no se construye con castillos de arena, sino con acciones concretas que, vemos con tristeza, no se están dando. Es nuestra obligación señalarlas y representarlas.
Desde el PRI y con la bancada priísta en el Congreso seguiremos siendo un contrapeso responsable y abierto al diálogo, siempre y cuando sea franco, de frente y sin simulaciones. Queremos un diálogo que dé garantías de cumplimiento de acuerdos, no uno que pretenda el sometimiento de alguna de las partes.
Todo proceso de construcción de acuerdos requiere de tiempo, si bien siempre estamos abiertos al diálogo, no estamos obligados a ceder ante presiones y malas acciones a nuestros compañeros.
En el momento en el que se cumplan los mínimos necesarios para lograr acuerdos, ahí estaremos siempre para construir a favor de Nuevo León.