Como un “traje hecho a la medida” para que las ciudades mexicanas enfrenten sus retos actuales específicos de crisis climática, de movilidad, de seguridad o de bienestar en general, entre otros temas, la arquitecta Ana Cristina García-Luna Romero lanzó una propuesta a través de dos proyectos editoriales.
Los libros Transgénesis urbana, Dialécticas sobre la calidad de vida y Métricas espaciales, Morfología y calidad de vida urbana en México son las más recientes obras de la profesora del Departamento de Arquitectura y Diseño de Interiores en la Universidad de Monterrey y egresada de la Licenciatura en Arquitectura de esta casa de estudios.
Ambos volúmenes fueron presentados por la propia autora, la tarde del miércoles, en la Sala Polivalente del Centro Roberto Garza Sada, en una charla ante estudiantes, profesoras y profesores que incluyó un debate de ideas con Marcelo Espinoza Martínez, fundador de M Espinoza Estudio de Arquitectura y presidente del Colegio de Arquitectos de Nuevo León 2024-2026; y Mauricio Ruiz Morales, arquitecto, diseñador e investigador en áreas de diseño, arquitectura sustentable, urbanismo, antropología y sostenibilidad.
Para García-Luna Romero, el rol actual del arquitecto y de la arquitecta “ya no tiene como prioridad seguir construyendo desde cero, más bien debe buscar un nuevo equilibrio social, económico y, obviamente, medioambiental, para todas las personas que vivimos en este presente, pero también para las personas del futuro”.
“Nuestro quehacer profesional debe buscar reformar, rehabilitar, restaurar, tanto en lo espacial como en lo social”, subrayó la catedrática, además de enfatizar que los proyectos de investigación no deben ser de una sola persona, sino que “deben de ser de muchos y se deben ir robusteciendo conforme el tiempo pasa”.
“En México, necesitamos consolidar equipos de trabajo interdisciplinarios, así como una verdadera estrategia de planeación que nos ayude a replantear nuevas realidades”, estableció, “necesitamos diría casi urgentemente estudiar las ciudades mexicanas, pero necesitamos hacerlo con un traje hecho a la medida y no con el de otros países, que tienen otro clima, otra población, otro sistema político, incluso, otro idioma”.
La profesora de la UDEM afirmó que las ciudades mexicanas se enfrentan a grandes retos, como el crecimiento acelerado, los procesos de transición demográfica con nuevos tipos de familia y nuevas demandas de vivienda.
El primero de los libros aborda el concepto de la felicidad urbana, que se refiere a la calidad y el estilo de vida urbanos, determinado por las condiciones a las que los ciudadanos se enfrentan cada día: los trayectos, la temperatura de las casas, la segmentación social o la seguridad.
“Las ciudades que permiten y que apoyan la conexión social y la movilidad flexible mediante el diseño de buenos espacios públicos son ciudades en donde sus ciudadanos son más sanos y, evidentemente, están más contentos”, expuso.
Después, está el concepto de la forma urbana, que se define como el patrón espacial de las actividades humanas y la manera en que se manifiestan en el medio construido de las ciudades, porque la realidad de cada ciudad cambia: “cada ciudad se tiene que estudiar desde su propia realidad”.
En el segundo libro, Métricas espaciales, Morfología y calidad de vida urbana en México, se comparte un modelo estadístico, que es una herramienta cuantitativa para analizar 53 de las 59 zonas metropolitanas y confeccionar ese “traje hecho a la medida” de las zonas metropolitanas, en lugar de utilizar herramientas de otros países.
“En este libro, se aborda en los primeros cinco capítulos el desarrollo de esta herramienta estadística; lo que busca medir o tomar en consideración son variables que aseguran buenos estilos de vida urbana, criterios de sostenibilidad, fomento de justicia y de igualdad social, de espacio público, de igualdad flexible, entre muchos otros”, indicó.
Después, continuó la arquitecta, se reflexiona de manera crítica “para poder repensar la metrópoli, es decir, replantearnos qué hay que hacer y qué hay que cambiar de cómo vivimos en las ciudades”.
En adelante, para García-Luna Romero, lo que sigue es promover estudios a profundidad para generar conocimientos que estimulen nuevos programas, nuevas políticas públicas y nuevas formas de consultoría enfocadas al bienestar mexicano.
“Necesitamos trabajar en el desarrollo de procesos que permitan tomar decisiones en conjunto; los problemas de la metrópoli o de la ciudad nos afectan a todos, pero en México nos afectan de forma desigual; tenemos que construir alternativas para una planificación estratégica en materia de resiliencia urbana y de acción climática”, apuntó.