La reconstrucción del tejido social surge de desconexiones al interior de una comunidad, lo que requiere la creación de nuevas narrativas, nuevas prácticas, cambios de percepciones y creación de vínculos y de acuerdos, en opinión de Leticia López Villarreal.
La directora del Centro para la Solidaridad y la Filantropía de la Universidad de Monterrey explicó la forma en que esta casa de estudios aporta al impulso de las nuevas economías con la creación del Nodo de Economía Social de la UDEM y el Programa KIMAKUL, dentro del Encuentro +B Monterrey, Acelerando la acción colectiva.
Junto con Karla Hernández, coordinadora del Nodo de Economía Social de la UDEM; y Ana Cristina Velasco, coordinadora del Programa KIMAKUL de la UDEM; López Villarreal participó este miércoles en el panel La reconstrucción del tejido social en Nuevo León a través de las nuevas economías, como parte del congreso que se desarrolla del 25 al 27 de octubre, con sede en la UDEM.
López Villarreal subrayó que las causas de la violencia social en el país son la desigualdad económica y social, lo que genera una sociedad fracturada, que no tiene cohesión ni solidaridad, y cuyas acciones se desarrollan movidas por la desconfianza.
“En México, y Nuevo León no es la excepción, tenemos un contexto de violencia social, que se da porque las personas estamos desvinculadas; existen desconexiones; y los miembros que habitamos el territorio muchas veces nos basamos en la desconfianza, y esto se puede constatar en la infraestructura habitacional: vivimos encerrados”, expuso.
La activista universitaria indicó que, para lograr lo que el sacerdote Jorge Atilano González ‒creador de la metodología de reconstrucción del tejido social‒ llama “buen convivir” o convivencia sana, es necesario revisar los elementos de identidad, vínculos y acuerdos en una comunidad.
“La identidad tiene que ver con la historia que tengamos como población o territorio, la organización de las instituciones, qué tanto nos sentimos parte de la colonia que habitamos; los vínculos son las relaciones personales, de la unidad, la colaboración y la confianza; entonces, vamos a poder llegar a acuerdos colectivos para generar acciones que reviertan esa violencia”, estableció.
Según este presbítero, un mismo evento puede ser percibido como positivo por los miembros de una comunidad o como negativo por otros, lo que produce la percepción correspondiente y las conductas de reacción ante las circunstancias.
López Villarreal señaló que la reconstrucción del tejido social requiere de visiones, a través de discursos, narrativas o ideas, lo que va a generar prácticas, acciones constantes y cotidianas, y que a su vez producen actitudes, posturas y modos de actuar.
Sin embargo, una respuesta ante estas situaciones son las nuevas economías, que ponen al ser humano en el centro, y se enfocan en el bien común y no en la competencia como valor principal.
La directiva indicó que las nuevas economías se expresan a través de empresas B, economías circulares, economías del bien común y economía social.
Agregó que, en la UDEM, las nuevas economías para la reconstrucción del tejido social se promueven a través del Nodo de Economía Social y el Programa Kimakul.
En tanto, la acción colectiva empresarial en Nuevo León que promueve las nuevas economías está impulsada por la Red SumaRSE, la iniciativa de Capitalismo Social del Centro Eugenio Garza Sada, el Centro de Empresas Conscientes del Tecnológico de Monterrey y el Clúster de Inversión Social.
Hernández explicó que la economía social es un sistema que implica iniciativas en conjunto que privilegian la generación de bienestar colectivo por medio de la rentabilidad económica y que en México existen 53 nodos de economía social y solidaria.
Agregó que la economía social se constituye por organismos sociales dotados de personalidad jurídica con una organización interna que les permite autonomía del resto de los actores económicos y la toma de decisiones.
Hernández destacó que, según Oxfam, México está dentro del 25 % de los países con mayores niveles de desigualdad en el mundo y que las 10 personas más ricas de México acumulan la misma riqueza que posee el 50 % de la población más pobre del país.
La directiva de la UDEM mencionó también que el 43.6% de la población en México vive en pobreza, según cifras de Coneval, y que siete de cada 10 personas en pobreza vive en entornos urbanos, según el Instituto Nacional de Economía Social (INAES).
El Encuentro+B es un evento internacional a través del cual se moviliza al sector privado, la comunidad de Empresas B, aliados estratégicos, líderes globales, academia, miembros de la sociedad civil, abogados, autoridades públicas, líderes de opinión y ciudadanos en general hacia la acción colectiva para inspirar soluciones basadas en el mercado.
La actividad del Encuentro+B incluye conferencias, talleres, espacios de networking y trabajo con la comunidad local.