Los constantes conflictos entre el gobernador, los alcaldes y los diputados locales han causado en el tercer año de esta administración rezagos en obras prioritarias para la ciudadanía, afectando negativamente la calidad de vida en nuestro estado.
Los principales rezagos que hoy afectan a la ciudadanía de Nuevo León son, por ejemplo, la construcción de las líneas 4 y 6 del Metro, las infraestructuras necesarias para poder garantizar el abasto de agua potable en los municipios metropolitanos, varias obras públicas iniciadas por los municipios que por falta de entrega de recursos se quedaron a medias, o el nombramiento del Fiscal General de Justicia estatal en momentos de alza de la inseguridad. Al perdurar por más de un año las pugnas políticas, se ha profundizado la parálisis de ciertas instituciones y se ha visto afectada la gobernabilidad en Nuevo León. Las partes involucradas argumentan agravios y quejas, pero ¿quién se preocupa por los agravios que sufre a diario la ciudadanía que son las verdaderas víctimas de estos pleitos?
Ante este escenario, los intentos recientes por retomar el diálogo entre el Ejecutivo estatal y los alcaldes, así como con el Poder Legislativo, dejan entrever una esperanza de cambio. Exhortamos a todas las partes involucradas en este conflicto a poner de lado sus diferencias partidistas y encontrar vías para que Nuevo León trascienda y se logren avances positivos para la ciudadanía en muchos aspectos como la seguridad, la movilidad, el combate a la corrupción y a la impunidad, la contaminación del aire, o el abastecimiento de agua.
Para los próximos tres años de este sexenio, es indispensable que el Poder Ejecutivo se apegue en estricto sentido a las leyes para garantizar la gobernabilidad y el Estado de derecho. Una señal positiva de inicio, sería que se presente en tiempo y forma un paquete presupuestal 2025 que destrabe los problemas de financiamiento de obras estatales y municipales. Las próximas semanas serán clave para confirmar si estamos por salir de esta parálisis política.