La Universidad Autónoma de Nuevo León inauguró el jardín etnobiológico en Marín y construirá uno nuevo en el sur del estado, con el cual suman ya tres los espacios de este tipo que tiene la institución en Nuevo León.
Con la creación de dos nuevos jardines etnobiológicos en Marín y la Unidad Académica La Ascensión, enclavada en el municipio de Aramberri, la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) incrementará el número de espacios de este tipo con los que cuenta en el estado.
Estos espacios se ubican en las instalaciones de la Facultad de Agronomía de la UANL y están dedicados a la conservación de la flora y fauna nativas, cuyas especies son de importancia en los aspectos alimenticios, ornamental-ecológico, medicinal, entre otros.
La coordinadora del Jardín Etnobiológico en Marín, Lidia Salas, comentó que una de las maneras de cuidar o conservar los recursos naturales es, en primer lugar, conociéndolos, sabiendo los nombres de las plantas y de los animales.
“De ellos obtenemos beneficios a través de los servicios ecosistémicos”, agregó, “en la regulación de la temperatura, en la disminución de la contaminación atmosférica, el suministro de alimentos y muchas cosas que podemos obtener a través de estos organismos”.
En un espacio de 3.5 hectáreas, el Jardín Etnobiológico de Marín cuenta con cuatro áreas:
· Conservatorium: Dedicado a conocer la vegetación y la fauna nativa.
· Collectarium: Espacio con ejemplares principalmente de cactáceas y agaváceas.
· Vivero: Área adaptada para la propagación de plantas nativas de la región.
· Banco de germoplasma: Instalaciones para la conservación de semillas de plantas nativas.
Crearán jardín en Aramberri
El nuevo jardín se construirá en una zona de 4.7 hectáreas en las instalaciones que pertenecen a la Facultad de Agronomía en el sur del estado.
Este espacio se suma a los jardines etnobiológicos que la UANL tiene en Linares y Marín, los cuales forman parte de una red nacional que pretende conservar la flora y la fauna regional que forma parte de la riqueza biocultural de México.
Francisco Zavala, coordinador de la unidad académica también conocida como “La Chona”, explicó que una de las diferencias del nuevo espacio en comparación con el resto es el clima característico de esta zona de Nuevo León.
“Es un zona muy diferente, ecológicamente hablando”, indicó, “en Marín estamos hablando de una altura de 200-300 metros sobre el nivel del mar, mientras que en Aramberri estamos hablando de alturas de cerca de los 2 mil metros sobre el nivel del mar”.
Entre la biodiversidad nativa de esta zona destaca el agave, que los productores utilizan para la elaboración de mezcal y es una fuente de ingreso muy importante para las familias de la región.
También destacan las cactáceas, con una gran variedad de ellas en la zona nacional protegida de Sandia El Grande, y opuntias como el xoconostle.
Por su parte, en la fauna sobresalen el oso, el venado, coyotes, lobos y especies pequeñas como el topo y el perrito de la pradera, que se encuentran en peligro de extinción.
Zavala agregó que aunado a esto, y aprovechando precisamente las condiciones del clima, se busca construir en el lugar un banco de germoplasma para la conservación de semillas.
El banco de germoplasma es una especie de cuarto con condiciones controladas, principalmente de temperatura, que permiten que las semillas mantengan su calidad durante un largo tiempo.
“El cambio climático ha estado ocasionando que muchos productores de la zona ya no tengan semilla de maíz, por ejemplo, entonces queremos ayudarles a que conserven sus semillas”, puntualizó.
Este tipo de proyectos que desarrolla la UANL, y que forman parte de su responsabilidad social y compromiso con el ambiente, han sido apoyados por el Conahcyt a través de diversas convocatorias.