Los alimentos que se acostumbra consumir durante el periodo de cuaresma suele variar la dieta normal de quienes siguen esta tradición, en algunas ocasiones con un impacto más saludable que en otras.
Para Edith Espinosa Páez, directora de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad de Monterrey, la dieta de cuaresma es solo un régimen temporal, pero, en algunas ocasiones, existen variaciones muy notorias en los hábitos alimenticios, por lo que es recomendable seguir la asesoría de un profesional de la salud.
Como lo recordó la especialista, durante el período que rodea la Semana Santa, el régimen alimenticio se basa en pescados y mariscos, así como carnes blancas, como el pollo o el pavo, que se consumen en lugar de las carnes rojas, además de que se tiende a consumir más vegetales.
“Se conoce que el valor nutritivo del pescado destaca por su contenido alto en omegas, que se ha evidenciado que es beneficioso para la salud, por ejemplo, contra procesos inflamatorios, además de que algunos mariscos tienen menor contenido de grasa que las carnes rojas, ya que tiene grasas poliinsaturadas”, explicó.
Lo más recomendable para preparar las carnes blancas es cocinarlas al vapor o empapeladas con aluminio, combinadas con vegetales.
Esta alternativa de los vegetales para platillos de temporada es muy recomendable, de acuerdo con Espinosa Páez, porque normalmente son poco consumidos.
“El aumento en el consumo de vegetales y verduras también resulta beneficioso por el alto aporte de fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes”, asentó.
Lo que no es tan positivo de lo que se consume en cuaresma, según la nutrióloga, son los alimentos fritos o empanizados, como las tortitas de atún o la capirotada, que tiene un contenido de azúcar elevado.
LOS SUSTITUTOS DE LAS CARNES ROJAS
Durante el periodo de cuaresma en general, en algunos días específicos, muchos creyentes evitan el consumo de carnes rojas y si ese régimen alimenticio se extiende en el tiempo, se recomienda la asesoría de un especialista en Nutrición.
El contenido nutrimental de la carne es la proteína, ya que la de origen animal es de mejor calidad respecto a la proteína de los vegetales, según lo explicó Espinosa Páez.
Sin embargo, no implica que no pueda haber un aporte de proteína por otros alimentos que no sean carne, como las leguminosas (frijoles, habas, lentejas, garbanzos), los cereales (arroz, avena, maíz) o la combinación de ambas, que pueden ofrecer un aporte importante, aunque no igual que la proteína de la carne.
“Hay evidencia que el consumo de estos alimentos pueden tener un beneficio específico a la salud por su contenido de fibra y antioxidantes”, mencionó.
Por esto, la profesora de la UDEM rechazó que el dejar de comer carne implique necesariamente un peligro para la salud.
“El riesgo es ese, no solo cuando dejas de consumir carne, sino, en general, cuando no eres consciente de la alimentación correcta; nos dejamos llevar solo por la desinformación”, expuso.
“También escuchamos dietas que evitan un tipo de nutriente, pero eso no es sostenible: el que se puedan incluir todos los grupos de alimentos de una forma equilibrada es lo ideal”, recalcó.
UN AYUNO PARA CADA PERSONA
Otra de las prácticas más acostumbradas durante esta temporada es el ayuno.
En el contexto religioso, durante la temporada de cuaresma, el ayuno se refiere a evitar una de las tres comidas durante el día; incluso, algunas dietas de tendencia hablan de ayunos intermitentes.
Para Espinosa Páez, no es posible concluir que algún tipo de ayuno sea nocivo o saludable para las personas, ya que no se puede hacer una generalización como esta, sino que depende mucho del individuo y de la evaluación personal que haga un profesional de la salud.
“De hecho, al hacer una intervención nutricional, se debe hacer una evaluación específica y personalizada del individuo con todos los indicadores dietéticos clínicos y antropométricos”, indicó.
“Tanto cualquier dieta como cualquier tipo de ayuno no son malos o buenos en sí mismos, sino que la persona debe consultar con un profesional de la salud”, subrayó.
MÁS VEGETALES, MENOS ULTRAPROCESADOS
En términos generales, mencionó Espinosa Páez, durante el periodo de cuaresma, es aconsejable aumentar el consumo de vegetales y no consumir alimentos ultraprocesados o con los nutrientes críticos que se ven en los etiquetados octagonales ‒con exceso de azúcares, grasas o sodio‒, pero tampoco eliminar nutrientes completamente, porque todos cumplen con una función específica.
“No se puede concluir que un platillo de cuaresma va a traer un beneficio o un perjuicio a la salud, porque depende del tipo de alimento que se incluya y de la forma de preparación; se recomienda elegir preparaciones sin grasa, a la parrilla, al vapor y asados, así como evitar preparaciones en las que se utilizan grandes cantidades de grasa o se añade azúcar, además de los alimentos fritos”, aclaró.