“La misericordia de Dios es tan grande que decidió salvar al mundo por un indocumentado y un ilegal para dar esperanza a todos los que están fuera de la ley, que somos todos nosotros”, afirmó el sacerdote Daniel Groody en la Universidad de Monterrey.
El vicerrector asociado para la Educación de Pregrado en la Universidad de Notre Dame presentó su libro Una teología de la migración, El cuerpo de los refugiados y el cuerpo de Cristo.
En la presentación, participaron también monseñor Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, y Enrique Omar Cortina Pérez, asistente de coordinación en Casa Monarca, en un panel moderado por Gabriela Zamora, directora para la No Discriminación y Atención a Grupos Vulnerables de la Secretaría de Igualdad e Inclusión estatal.
El panel se realizó la tarde del viernes, en las salas 10 a la 12 del nivel B de Estoa, ante estudiantes, docentes, colaboradores y directivos de esta casa de estudios.
En su intervención, Groody subrayó que Jesús fue un indocumentado y fue un ilegal, según San Mateo, entonces, “¿por qué Dios decidió salvar el mundo por un indocumentado e ilegal?”, cuestionó.
“Es parte de la función del libro perturbar un poco la narrativa operativa que tenemos en la política, para dar otra narrativa que está más bien informándote lógicamente”, explicó.
El también profesor de Teología y Asuntos Globales enfatizó que la migración es una metáfora para entender el camino hacia Dios y el camino a la comunión.
El presbítero destacó que el objetivo del libro es ver la intersección entre la narrativa de los migrantes hoy en día de varias partes del mundo, la narrativa de la sagrada escritura y también la propia narrativa contemporánea.
“Y se trata de cambiar la narrativa que tenemos en el ambiente político, y en eso hay un contraste entre la deshumanización de los migrantes en los medios y también la humanización que surge de la dignidad humana”, expuso.
Por su parte, Cabrera López dejó en claro que la migración es el asunto prioritario de la Iglesia católica, que “está muy claro desde siempre”, pero con el papa Francisco ha sido claramente señalado: “no podemos no atender esta realidad en nuestro país y en nuestra Iglesia”.
El arzobispo de Monterrey señaló que, en la Conferencia Episcopal, se busca responder a este desafío, “en la pequeñez de lo que podemos hacer, porque nosotros solamente somos abogados del pueblo; no tenemos autoridad para decidir, pero sí para insistir, se nos haga caso o no se nos haga caso”.
“Así tiene que ser esta tarea de la Iglesia, de los creyentes y también de los obispos: no acostumbrarnos a que está ahí el problema; tampoco decir: no se puede hacer nada”, apuntó.
Agregó que la Iglesia se plantea todo desde esta realidad, que es transversal, porque también se hace la consideración de que la Iglesia de Monterrey, esto es, la entidad local, es la que recibe más migrantes, aunque nacionales; alrededor de 120,000 cada año; “eso ya nos obliga a ensayar la apertura que necesitamos tener”.
En su mensaje de apertura del evento, el rector Mario Páez González afirmó que el libro hace una reflexión sobre la teología y la migración, la fe y la justicia, la espiritualidad cristiana y los desafíos del mundo moderno.
Agregó que los principios de apertura, humanismo y servicio de la UDEM lleva a esta comunidad universitaria a ser sensible a las realidades que miles de personas viven en busca de una mejor calidad de vida.
“Por ello, promovemos la discusión y la reflexión sobre la migración; desde distintas Escuelas y Facultades hacemos investigación sobre el tema, colaboramos activamente a través del servicio social, voluntariado, entrega de becas y el desarrollo de actividades en beneficio de los migrantes”, indicó.