En algunos momentos, te ha ocurrido tener una alguna actividad que realizar, aunque te parece complicada o tediosa ejecutarla, y comienzas a posponerla… pero ¿qué precio estás pagando por aplazar tus actividades?
Procrasination es una palabra en inglés, a raíz de la cual surge un término en español utilizado en la cultura moderna: “procrastinación”, el cual significa dejar para después lo que puedes hacer hoy.
“A nivel emocional, posponer una actividad produce un falso concepto de comodidad, que a largo plazo puede causar ansiedad y, al convertirse en un estilo de vida, trae consigo una serie de consecuencias negativas e inseguridades”, mencionó Patricia Coalla Pérez, supervisora y coordinadora de la Especialidad Cognitivo Conductual en la Maestría de Psicología Clínica de la Universidad de Monterrey.
La catedrática de la UDEM mencionó que el pretexto perfecto de una persona que tiende a dejar para después sus actividades es que trabaja mejor “bajo presión”; sin embargo, esa persona está trabajando “bajo presión” porque se agotaron las opciones y tiene que realizarlo forzosamente, porque se terminó el plazo.
Coalla Pérez señaló que para los profesionales de la salud la realidad es diferente, pues la calidad del trabajo de una persona que posterga sus tareas no es óptima, ya que atravesó por un período de angustia, detonado por la adrenalina que experimentó al sentir que no terminaría sus actividades.
Asimismo, comienzan a surgir deberes que no se pueden terminar bajo presión, afectando a nivel emocional, conductual o las relaciones con terceras personas, e incluso se comienza a adoptar este estilo de vida dañino.
“Dejar las cosas para después” se convierte en un problema cuando aparecen los síntomas antes mencionados. Para Coalla Pérez, se considera una señal de alarma cuando la angustia es intensa y no te permite pensar claramente.
Aunque es posible trabajar bajo presión, siempre y cuando sea manejable, intensificar las emociones puede modificar la vida cotidiana.
“Nos ha pasado a todos, tienes que entregar un trabajo que estás realizando y probablemente es complicado, piensas que te va a llevar mucho tiempo y lo vas dejando. Quizá estás a tiempo de hacerlo sin tener muchos problemas, pero lo traes como un mosquito en la oreja, diciéndote que está pendiente y, cuando comienzas a realizarlo, te das cuenta de que lo finalizaste en un par de horas y que fue fácil, pero lo sufriste mucho tiempo antes”, expresó.
De acuerdo a Coalla Pérez, todas las personas en algún momento han pospuesto una actividad, pero ¿a qué grado?; por eso es importante darse cuenta de que no vale la pena experimentar la adrenalina causada por posponer una actividad, porque mientras no termina el aplazamiento, la angustia seguirá ahí.
Como lector, en este punto estarás preguntándote, ¿cómo evitar el deseo de aplazar actividades? La respuesta es simple y la mejor solución es evitar posponer una actividad, lo más importante es organizar y jerarquizar los deberes.
Según la profesora de la UDEM, es común escuchar que las personas dicen: “no tengo tiempo y lo haré para después”; sin embargo, cuando se convierte en urgencia, sí existe tiempo o es necesario hacer el tiempo necesario para realizar la actividad.
Un claro ejemplo, puede ser pagar la luz, actividad que suele posponerse entre horas de trabajo, paseos, tiempos de descanso, hasta que llega la fecha límite de pago y ese día si hay tiempo para correr y pagar.
“Para lo urgente siempre encontramos tiempo, cuando ya es absoluto, más bien es un problema de organización, para que las cosas no se acumulen y evitar que se te salgan de las manos; si hablamos de una solución o de un manejo, es la organización y la jerarquización, para eso es una agenda”, mencionó.
Hasta cierto punto, experimentar ansiedad por leer una agenda con pendientes es normal y esta emoción es conocida como “ansiedad productiva”, como lo expresó Coalla Pérez, porque te permite ejecutar tus tareas. Sin embargo, cuando los deberes se acumulan, surge la ansiedad negativa y te paraliza.
LAS REDES SOCIALES, PRIMERA CAUSA DE PROCRASTINACIÓN
Un problema habitual, hoy en día, es perder tiempo en redes sociales; Coalla Pérez comentó que muchos de sus pacientes invierten horas texteando, en redes sociales, leyendo blogs, viendo videos o series.
Por ello, recalcó, nuevamente, la importancia de jerarquizar las actividades y dejar para el final las actividades importantes o evitar intercalar lo que no es prioridad.
“Actualmente, veo a los jóvenes trabajando en tareas, pero a la vez en tres conversaciones de texto, Instagram o videos de YouTube, blogs; por ello, los trabajos o sus tareas se hacen eternas, porque tienen la atención dividida”, mencionó.
¿Estás posponiendo tus actividades en exceso? ¿Sacrificas horas de sueño o comida porque no finalizas tus tareas? ¿Tiendes a pensar en excusas para justificarte?
Posponer una actividad es algo común, sin embargo, si la respuesta a los interrogantes antes mencionados es afirmativa, es posible que estés adoptando un estilo de vida dañino.
Para encontrar la ayuda de psicólogos profesionales que trabajen sobre el tema de la procrastinación y orienten a las personas a gestionar el tiempo de forma adecuada para que cumplan las actividades de su responsabilidad, pueden contactarse con el Centro para el Tratamiento e Investigación de la Ansiedad (CETIA) de la UDEM, en los teléfonos 8215-4569 o 8215-4566, o escribir al correo cetia@udem.edu.mx.